Para
no despertar la ira de los odiadores, críticos y personas dotadas de una
sabiduría superior a la del resto de los mortales, empaparé esta pluma en el
tintero de la ironía para que la lectura de esta proclama les resulte más
digestiva. Digerible. Diligente... Lo que sea.
He
hecho memoria y he contabilizado el número de muñecas de las que he sido madre y dueña a
lo largo de mi vida, entre Nenuco, Nancy y Barriguitas (en casa no éramos de
Barbie, éramos más de palmera de chocolate y de bocata de chorizo), calculo que, tirando por lo bajito, la cifra de hijas de plástico que tuve asciende a unas treinta, y si tengo en cuenta las
que heredé de mi hermana, tuvieran o no pelo al llegar a mis brazos, la cifra
debe rondar el medio centenar. Dicho esto, por favor, no sufran por la educación sexista
que recibí, si jugaba con muñecas era porque me divertía hacerlo,
pero también jugué al baloncesto, llevé un corte de pelo masculino durante años
y me peleé con chicos. Mis padres eran así de transgresores. Normales. Modernos…
Lo que sea.
He descubierto que soy NoMo, lo que puede significar que, o bien soy una enana,
o que soy un miembro de las que se hacen llamar No Mothers (NoMo). Mido un
metro ochenta, así que creo que está bastante claro a qué grupo pertenezco. A
los americanos les gustan mucho las etiquetas, y por eso han inventado esta
para que las mujeres que no queremos ser madres nos sintamos ¿acompañadas? Gracias. No, yo no quiero ser madre. Y, que me perdone mi
pensión, porque nunca lo seré. No tengo intención de justificar mi decisión, simplemente
quería compartir mi descubrimiento porque si hasta hoy era una PANK (Professional
Aunt No Kids), ahora resulta que también soy NoMo... WTF, es todo lo que puedo añadir.
Nunca
he querido ser madre. Madre de una persona humana, quiero decir, porque madre
de una persona de goma he sido, como ya he aclarado, alrededor de cincuenta
veces. Pero he omitido un detalle muy importante a la hora de hablar de mi
dulce infancia, y es que la gran mayoría de mis retoños, terminaron con calvas
en sus cabezas, con un brazo o una pierna amputado, o con ambos dos, tuertas de
un ojo, con la piel cubierta de tatuajes hechos con rotulador permanente o
empachadas por tragar sin respirar cucharadas de sopa de aire y fingir masticar
filetes invisibles… Las maté. A todas.
Tras
sobrevivir a aquella etapa, sentí que ya había cumplido con mi compromiso
maternal y supe que el día de mañana, no sería madre. No crean que es fácil
decir algo así, porque siempre, siempre, cuando dices esto, aparece una de esas
personas sabias que he mencionado en las primeras líneas, y te critica, te
juzga, te tilda de egoísta (¿o era egocéntrica?), cita los puntos de una lista
que, a estas alturas, ya me sé de memoria: cuando encuentres a la persona adecuada
cambiarás de idea (si llega la persona adecuada, no serán niños lo que hagamos);
los hijos son una bendición; no sabrás lo que es hasta que no lo tengas y, la
mejor de todas, todavía puede ser madre, no te preocupes... Me quedo más
tranquila. Las primeras veinte veces pierdes el tiempo dando explicaciones,
hasta que aprendes que de nada sirven, y es entonces cuando inventas respuestas
para zanjar el asunto como, por ejemplo, “la maternidad no está en mis planes,
como tampoco lo está sentarme a comer cucarachas vivas colgada del Empire State”.
¿Podría suceder esto? Sí, podría. ¿Es probable que suceda…?
Laura
ha abandonado el grupo.
Tras
contestar así a una de “las defensoras de
la teoría de que las mujeres tienen que ser madres, aunque no quieran serlo,
porque en realidad quieren serlo, pero ellas aún no lo saben”, te sientes
pletórica cuando te muestras firme y segura en tu respuesta. Y la que quiera tener
hijos, que los tenga. Hoy en día hay múltiples opciones para tener un bebé,
incluso puedes elegirlo a la carta. Y la que quiera comprarse un gato, que se
lo compre. Y la que se haga vegana, que no coma animales. Y la que quiera
bailar un tango, que se busque una pareja. Y la que no quiera tener el ceño
fruncido, que se chute bótox y alegría a partes iguales… Pero, por favor, no
hagamos locuras para luego terminar siendo una de esas Madres arrepentidas de las que habla Orna Donath en su libro, “si
pudiera volver atrás no tendría hijos”, dice una de las entrevistadas. Si hubieran tenido un Nenuco en lugar de
camiones de bomberos, se habrían dado cuenta de lo sacrificado que es ser
responsable de un bebé. (Recuerden que la tinta estaba empapada en ironía, controlen su pulso y no se alteren.)
Al margen de todo lo dicho, me gustaría aclarar que adoro a los niños, y que me gustan
tanto, que ni siquiera he sido capaz de desprenderme de la que lleva más de cuatro
décadas conmigo, a menudo incluso prefiero la compañía de mis sobrinos a la de
los adultos. Será por el tiempo que pasé rodeada de muñecas en mi infancia.
Y
eso que les destrocé la vida. A todas.
Y habrá gente que te critique por justificarte. Yo tengo 63 y te doy las gracias por este artículo. Para algunas no fue fácil ir contracorriente. Te sigo. Me río y me haces reflexionar. Gracias.
ResponderEliminarNo me ha podido gustar más. Y te lo dice una madre de familia numerosa. Desquiciada y feliz.
ResponderEliminarEs ir contranatura. Pero una manera muy honesta de hacerlo. Felicidades por tu escritura. Seguro que eres de esas que sería una buena madre.
ResponderEliminarA mi nunca me gustaron mucho las muñecas. Tuve hijos, me desesperé por no poder dormir a pierna suelta durante bastante tiempo, odiaba las revistas tipo "Ser padres" y viví embarazo y maternidad sin ñoñería -creo- trabajando hasta la víspera del parto, olvidándome de mi embarazo porque no es una enfermedad. Me han gustado todas las etapas, pero ésta en que son veinteañeros, es la mejor. Pienso que lo ideal de tener hijos es que sean hijos del amor (llámame antigua si quieres) no una opción súper calculadam de gente que pasa de los 40 y se decide a tener un hijo porque "toca". Después de medrar en el trabajo, tener el cochazo, la casa, haber viajado... lo que falta en su currículum es un hijo. A toda costa. Por cualquier medio. Hijos que con 20 años tendrán a padres ancianos. ¿Poner pañales y organizar medicinas a papis añosos? Obcecarte en tener hijos cuando eres viejo... Eso no es amor más que a uno mismo. Y perdón porque me he ido a otro tema. Un abrazo.
ResponderEliminarMi querida Zarzamora, si te tuviera delante te daba un abrazo. Te escucho (leo) y me encanta. Estoy muy de acuerdo contigo, sobre todo con lo de que los hijos son fruto del amor y no de lo que ahora toca hacer. Como si fuera una cosa para tachar de la lista. Un abrazo fuerte y gracias por estar siempre tan acertada.
EliminarYo elegí no ser madre desde que jugaba a las muñecas que nunca eran mis hijas. Eran mujeres independientes, poderosas con muchas cosas que hacer y ninguna era ser madre. Una vez quise tener un hijo por amor. Él se murió y yo volví a escuchar mi verdadera naturaleza. Hoy creo que si los hubiera tenido me hubiera arrepentido. No creo que parir sea una obligación o impulso biológico que hay que seguir sí o sí. Trabajo con niños y veo el resultado de esos hijos que las mujeres parimos y luego nos arrepentimos y abandonamos al mundo. Reconocer que no está en mi naturaleza ser madre es un acto responsable. Y aclaro que los niños me gustan pero cuando mi día de trabajo acaba, no me los quiero traer a casa. Y se lo enseño a mis alumnos: no somos animales para tener hijos por un impulso biológico, podemos elegir tenerlos o no. Y debemos, para que haya niños más felices en el mundo y bien cuidados, con un padre responsable y consciente al lado. Me quedó largo el discurso pero tengo pocas oportunidades de hablar sobre el tema. Gracias por el artículo. Saludos desde Uruguay.
ResponderEliminarTe quedó un discurso largo..., pero me encantó. Estoy muy de acuerdo contigo y quizás deberíamos hablar más del tema para normalizarlo. Un fuerte abrazo para Uruguay, muchas ganas de regresar por allí.
EliminarQuerida Laura, hace tiempo que te leo y me encantan tus palabras, qué don que tienes!!! Y hoy me has encantado aún más que nunca por tu honestidad, por sacar un tema quizás un poco delicado, aun sabiendo que te pueden criticar, juzgar y a saber qué más.... Soy mujer, tengo 41 anyos y yo también he decidido que no quiero ser madre.. así que mil gracias por tus palabras!!! Un abrazo fuerte desde Chequia, Lada :) P.S. También soy una ex-compi de Spanair ;)
ResponderEliminarHola Lada. Qué alegría toparme con ExJkk por aquí... La verdad es que ya escribo sin pensar mucho en las consecuencias, porque he descubierto algo asombroso: digas lo que digas, siempre habrá alguien que te critique. Así que he decidido hablar con el corazón, que hablar no es ofender... Un abrazo fuerte hasta Chequia. ¡Qué manera de viajar tiene este blog!
EliminarPues yo no he decidido nada al respecto pero dudo mucho que me dé por ser padre y, además, cada vez me cuesta más moverme con peso encima, y a los nenes hay que llevarlos a cuestas demasiadas veces y demasiado tiempo.
ResponderEliminarNo todo el mundo tiene por qué hacer lo mismo, así que me parece muy bien que unos tengan hijos y otros no los tengamos. Igual que está bien que unos se emparejen (o se "entríen" o "encuarteten") y otros permanezcan en modo unitario. Ahora que tanto se ensalza la diversidad, no veo qué problema hay en que cada cual haga lo que estime oportuno (sin fastidiar a otros, claro).
Tiempo sin verte. Para nosotros es sencillo porque respetamos, cada cual elige su camino... Un abrazo.
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